lunes, 15 de diciembre de 2008

Budismo tibetano y la fisica moderna

Libro escrito por Vic Mansfield introduccion de Dalai Lama

Introduccion en español: (traducido en google.com)
Tengo un profundo interés en la estrecha relación existente entre
la ciencia moderna y el estudio de las dimensiones interiores de
la mente humana. Esto se debe a que vivimos en un mundo físico.
Tenemos un cuerpo físico y una mente, los dos de los cuales estan
estrechamente interconectados. De hecho, es nuestra experiencia de sensaciones físicas
y respuestas emocionales como consecuencia de estas circunstancias
que nos hacen seres sensibles. Sin embargo, si comparamos el desarrollo físico y mental
influenciado sobre nuestras vidas, es evidente que el dolor físico puede ser moderado por
fuerza de la mente, por lo tanto, la felicidad mental y la satisfacción son en última instancia
más importante para nosotros que el malestar físico y la infelicidad.
Esta es una de las razones por las que la espiritualidad, la atención a nuestra dimensión interior
es tan importante. Por otra parte, si alguien es infeliz mentalmente,
la simple comodidad física no exime de su angustia mental.
Creo que es el derecho básico de todos los seres, pero sobre todo humanos
de llevar una vida feliz y exitosa. En este contexto, la ciencia y la
la tecnología nos han traído un gran beneficio. Debido a los avances en
ciencia y tecnología, algunos problemas humanos fundamentales han sido
resueltos, mientras que otros tipos básicos de miseria humana, incluyendo la enfermedad y
el hambre, se están abordando. No tengo ninguna duda de que la ciencia y la tecnología
puede contribuir a la felicidad de todos nosotros y que la ciencia es una gran
y maravillosa fuente de conocimiento.
Sin embargo, a pesar de sus logros en muchos campos, aún no hemos
encontrado una manera de utilizar la ciencia y la tecnología para eliminar las preocupaciones,
infelicidades y problemas de las personas. De hecho, creo que la base
del remedio para problemas mentales, por su propia naturaleza, se encuentra dentro de la propia mente y que
el potencial para realmente resolver los problemas de la mente sólo existe en un
nivel mental. Por lo tanto, sin duda que necesitamos la ciencia y la tecnología,
y que también tenemos un sentido de la espiritualidad, incluidos los medios de cultivar el
corazón y la compasión que se basa en nuestra felicidad básica.
Hasta hace poco, estos dos ámbitos, la ciencia y la espiritualidad, se han mantenido
distantes y alejados unos de otros, pero creo que esto está cambiando. Por
ejemplo, aunque soy un budista, si yo fuera a aferrarme sólo a la enseñanza budista
y negar lo que los resultados científicos modernos demuestran, yo creo
que el mundo es plano y en el centro del universo y que el sol y
la luna giran alrededor de él. Evidentemente, si yo tuviera que adoptar una postura extrema
y sólo considerar lo que las Escrituras dicen, manteniendo mi distancia de
cientifico, entonces yo sufriría, no por ello menos importante, debido a la falta de conocimientos.
La tradición budista, en particular los mil años de tradición
de la Universidad India de Nalanda que hemos heredado en el Tíbet,
trata de juzgar para conocer la realidad, los distintos niveles de la realidad, a través de
investigación, evitando los escollos de la subestimación y la exageración.
La ciencia moderna, también tiene que ver con el descubrimiento de la realidad, no sólo en teoría
sino también en la práctica mediante la realización de experimentos repetibles. Ya sea que
enfoquen la realidad a través de la ciencia o por medio de un camino espiritual, tenemos que
aceptarlo tal como es.
Vic Mansfield, a quien he conocido durante muchos años, es alguien que
ha conciliado su participación profesional en la ciencia con un profundo
interés en la espiritualidad y el budismo tibetano, en particular. Ha
enseñado y escrito ampliamente sobre ambos. En este libro, que ha escrito
específicamente para mostrar cómo la religión y la espiritualidad son compatibles con la vida
el mundo moderno. Le estoy agradecido por responder a mi llamamiento de
las personas que tienen esos conocimientos compartir con los demás.
En el mundo de hoy, ya no vivimos en el tipo de aislamiento que nos permite
despedir las opiniones que son diferentes a las nuestras, por hacerlo sólo puede
ser una fuente de conflicto. Nuestra creciente interdependencia requiere que
tratemos de entender y apreciar otros puntos de vista. Lectores
seguramente seremos recompensados por la luz que este libro brilla en el correspondiente,
pero muy diferentes, enfoques de la realidad adoptadas por el budismo tibetano y la física moderna.
El Dalai Lama
23 de noviembre de 2007

Física moderna y budismo apelan por igual a la compasión universal


Física moderna y budismo apelan por igual a la compasión universal
El físico Victor Mansfield analiza la concordancia entre ambas líneas de conocimiento y sus aplicaciones
El físico norteamericano de la universidad estadounidense de Colgate, Victor Mansfield, publicó recientemente un libro titulado: Tibetan Buddhism and Modern Physics: Toward a Union of Love and Knowledge, en el que se aborda el tema de la relación existente entre la religión budista y la física cuántica. Principios como el vacío y la indivisibilidad o interconexión de todas las realidades aparecen en ambas líneas de conocimiento, señala el autor. Enmarcada en la ya tradicional síntesis entre cuántica y espiritualidad oriental, esta obra concluye que, dado que la religión budista apela a la compasión y que la ciencia moderna también ha descubierto valores similares, esta última debería servir para mejorar el mundo y garantizar la felicidad de todos. El prólogo ha sido escrito por el Dalai Lama. Por Yaiza Martínez.

Víctor Mansfield, profesor de física y de astronomía de la Universidad de Colgate del estado de Nueva York, en Estados Unidos, acaba de publicar un libro titulado Tibetan Buddhism and Modern Physics: Toward a Union of Love and Knowledge (Budismo tibetano y física moderna: hacia la unión entre amor y conocimiento), en el que se vuelve a abordar la relación que, para diversos autores y pensadores, existe entre la religión budista y la física moderna. Publicada por la editorial Templeton Foundation Press de la Fundación John Templeton, la obra se centra en las complejas cuestiones del diálogo y la colaboración entre budismo y ciencia, revelando las conexiones y diferencias existentes entre ambas cosmovisiones, que a priori podría parecer que no tienen nada en común. Asimismo, el libro responde a la sincera petición del Dalai Lama de que se desarrolle una colaboración entre ciencia y Budismo, tal y como se muestra en la introducción a la obra, escrita por el propio Tenzin Gyatso. Por otro lado la llamada Oficina de Su Santidad se encargará de la traducción de la obra al chino y al tibetano. El principio del vacío Con un lenguaje claro y atractivo, Tibetan Buddhism and Modern Physics describe cómo el principio del vacío o sunyata (lo carente de realidad, sin identidad, lo deshabitado), núcleo filosófico del budismo tibetano, está íntimamente relacionado con la no-localidad cuántica y otras características fundacionales de la mecánica de la física subatómica. Detalladas conexiones entre el vacío, el principio de la relatividad, y la naturaleza del tiempo también han sido exploradas por el autor. Para los budistas tibetanos, la interconexión profunda que implica el vacío demanda la práctica de la compasión universal. Dada la relación que Mansfield y otros pensadores han visto entre dicho sunyata y el vacío descrito por la física cuántica, esta rama de la ciencia debería animar también a una actitud compasiva hacia todo lo que nos rodea. Pero el libro no se centra sólo en las similitudes entre física cuántica y budismo, sino que también explora un conflicto significativo que surge entre ambas líneas de conocimiento: las consideraciones acerca de la causalidad. En física, la causalidad se limita a describir la relación entre causas y efectos. En el budismo, por el contrario, la causalidad ha tenido siempre un significado espiritual, esto es, jamás es ciega sino que está llena de sentido (los actos de cada sujeto tienen efectos y estos efectos volverán siempre al sujeto por la interdependencia entre éste y la totalidad del cosmos). En resumen, nadie puede librarse de su karma. Ciencia y compasión Según publica Templeton Press, el libro concluye con una respuesta a la pregunta: ¿cómo podría el viaje a través de la física moderna y el budismo tibetano aplicarse a un mundo en la actualidad dolorosamente polarizado? Es decir, que el mensaje central de la obra es que la compasión universal puede acompañar la expansión de la visión científica, uniendo de esta manera el amor al conocimiento más profundo de la realidad. En esta línea, en la introducción que antes hemos mencionado a la obra, el Dalai Lama declara “no tengo ninguna duda de que la ciencia y la tecnología pueden contribuir a la felicidad de todos nosotros, y de que la ciencia es una vasta y hermosa fuente de conocimiento. Sin embargo, a pesar de sus logros en numerosos campos, aún no hemos dado con la forma de aplicar la ciencia y la tecnología a la erradicación de la infelicidad que atenaza a tanta gente en el mundo”. El Dalai Lama añade, “ciertamente, creo que el remedio básico para el sufrimiento anímico, por naturaleza, radica en la mente misma y que el potencial para la resolución real de los problemas de la mente existe sólo en el nivel mental. Por consiguiente, aunque necesitamos evidentemente de la ciencia y de la tecnología, también necesitamos de nuestra espiritualidad, del trabajo en el corazón y en la compasión que apuntalan nuestra felicidad esencial”. Tanto la tradición budista como la ciencia moderna están ocupadas en conocer la realidad a diversos niveles, a través de la investigación, y no sólo teóricamente sino también en la práctica. Tanto si nos acercamos al mundo a través de la ciencia como si lo hacemos a través de la espiritualidad, debemos aceptarlo tal y como es, señala el Dalai Lama. Verdad en ambas direcciones Antes de Mansfield, otros físicos han explorado la conexión entre la física moderna y las filosofías orientales. El primero en hacerlo fue el norteamericano de origen austriaco Fritjof Capra, que en 1975 publicó “El Tao de la Física”, en el que se exploraban las correspondencias entre las teorías de la física cuántica y tradiciones místicas como el Hinduismo, el Budismo o el Taoísmo. En esta obra, Capra demostró que la visión que poseen físicos y místicos presenta ciertos paralelismos y que la religión o el misticismo pueden acercarse a la ciencia, aunque sean aparentemente irreconciliables. Otros textos que han analizado el estrecho vínculo entre física moderna y filosofías orientales han sido “La Danza de los Maestros de Wu Li”, de Gary Kuzav o “El infinito en la palma de la mano”, de Matthieu Ricard y Xuan Thuan Trinh. Todos estos autores coinciden en señalar los puntos de concordancia entre filosofías orientales y ciencia moderna. Entre ellos, además de la concepción del vacío, se encuentra la idea del universo como una totalidad indivisible, es decir, la interconexión entre todas las cosas, particularmente entre el observador y lo observado, eje central de la teoría de la relatividad y de la mecánica cuántica. Las causas de estas similitudes podrían encontrarse, según algunos, en que en ambas líneas de investigación se hace un esfuerzo igualmente riguroso por avanzar y profundizar en el conocimiento de la realidad y, por lo tanto, se alcanzarían conclusiones igualmente verdaderas en ambas direcciones.
Viernes 11 Abril 2008
Yaiza Martínez
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Física Moderna y Budismo


Muchas veces me han preguntado por qué me hice Budista. La respuesta que siempre doy es que yo no me convertí al Budismo sino sencillamente fui descubriendo que yo ya era un budista aún sin saberlo. Luego me consultan: “pero qué te llevó a interesarte en el Budismo”. Mi respuesta siempre ha sido: “La física”.Siendo yo estudiante en la Universidad Santa María tuve la suerte de tener grandes profesores de física, como don Nicolás Porras y Luis Paredes, quienes me enseñaron no sólo a resolver problemas mediante ecuaciones sino que a pensar en las consecuencias filosóficas de los descubrimientos científicos. Sin embargo fue un profesor de Informática, Ricardo Acevedo, quien en una conversación me recomendó leer “El Tao de la Física”, libro que cambiaría mi vida.“El Tao de la Física”, de Fritjof Capra fue uno de los primeros libros que exploraron la conexión entre la física moderna y las filosofías orientales. En este texto clásico, el autor bosqueja los lineamientos de la mecánica cuántica y de las tres principales filosofías orientales: el Budismo, el Hinduismo y el Taoísmo, destacando sus concordancias y similitudes.Otro texto que explora el estrecho vínculo entre la física moderna y las filosofías orientales es “La Danza de los Maestros de Wu Li”, de Gary Kuzav. Finalmente, el texto “El infinito en la Palma de la Mano”, de los autores Ricard y Thuan, se concentra específicamente en la intersección entre física moderna y Budismo.Básicamente lo que estos autores han constatado es que tanto el método científico como las filosofías orientales han llegado a un sinnúmero de conclusiones similares en lo relativo a la naturaleza de las cosas y de los fenómenos naturales.Una de estas grandes convergencias es la idea del universo como una totalidad indivisible o, en otras palabras, la interconectividad de todas las cosas, particularmente del observador y del objeto observado. Esta idea que es el eje central tanto de las teorías de la relatividad como de la mecánica cuántica, ha estado siempre en el corazón mismo de las tradiciones filosóficas de oriente.Incluso se puede ser mucho más específico y comparar experimentos clásicos, como el ERP o el péndulo de Focault, con elementos específicos como el concepto Budista de shuññata.La conclusión a la que llegan a menudo quienes estudian estos temas es que el método científico y algunos sistemas orientales de introspección, como la filosofía Budista, son métodos igualmente robustos y rigurosos. En ambos casos se trata de sistemas dialécticos que permiten avanzar hacia un conocimiento cada vez más refinado y, en ese sentido, verdadero.

No es casualidad que Albert Einstein, quien propuso la Teoría de la Relatividad General (y antes que eso la Específica) y también propuso la existencia de las partículas cuánticas de luz - posteriormente denominadas “fotones” - escribiera lo siguiente:
La religión del futuro será una religión cósmica. Deberá trascender la idea de un Dios que existe como persona y evitar el dogma y la teología. Abarcando tanto lo natural como lo espiritual, deberá fundarse en un sentido religioso nacido de la experiencia de todas las cosas, naturales y espirituales, consideradas un conjunto con sentido.El Budismo corresponde a esta descripción (…) Si existe una religión que podría estar en concordancia con los imperativos de la ciencia moderna, esa religión es el Budismo.Albert Einstein citado por Thinley Norbu, en Welcoming Flowers, from Across the Cleansed Threshold of Hope, an Answer to Pope’s Criticism of Buddhism, Jewel Publishing House, 1997.
posted by Eduardo Bastías
en http://akasicos.blogspot.com/2006/02/fsica-moderna-y-budismo.html

viernes, 12 de diciembre de 2008

El concepto de shunyata en el budismo y la nueva ciencia

por Luis Eduardo Bastías
El concepto de shunyata es uno de los más importantes y menos comprendidos de la filosofía budista. Se le traduce habitualmente comovacío o vacuidad, pero esa interpretación confunde más de lo que ilumina. Hoy tenemos la oportunidad de entender cabalmente el significado de esta noción gracias a los hallazgos de la física cuántica y los planteamientos de la cibernética.

Para quienes se han adentrado en la filosofía budista existe un concepto abstruso, enigmático y polémico, el concepto de shunyata, traducido típicamente como “vacío” o “vacuidad”. Tan polémico ha sido que el cibernetista y neurobiólogo budista y chileno -ya fallecido- Francisco Varela sostuvo que la mejor traducción para shunyata era en realidad “sobreabundancia”, descartando así, de la manera más radical, la interpretación tradicional del término sánscrito. Nos preguntamos entonces, por qué extraña razón shunyata se traduce tradicionalmente como vacuidad. Por otra parte la importancia que esta concepción tiene es gravitante.

Según Francisco Varela, la palabra shunya (término del cual deriva shunyata) se empleaba en la antigua India para denotar el vientre preñado de una madre. Al usar el término shunya, entonces, el Buda quería expresar la idea de que la realidad de las cosas es “sobreabundante”, es decir, que la realidad desborda cualquier descripción que pretenda encasillar a una cosa. Este concepto filosófico, al parecer, fue demasiado ininteligible y escapó en su verdadero significado a los primeros traductores occidentales, quienes sencillamente entendieron que el budismo era una filosofía nihilista, o sea, que negaba la existencia de la realidad, relegando de esta forma -automáticamente- al budismo a la categoría de creencia primitiva.

El desarrollo de las ciencias durante el siglo XX nos ha abierto por fin ojos y oídos. Actualmente podemos entender correctamente esta concepción epistemológica para descubrir que el concepto de shunyata alude a un conocimiento que poco a poco ha empezado a generalizarse en nuestra propia cultura.


El yo: Un espejismo de espejismos

Buda sostuvo que el yo, como tal, no existe, ya que aquello que denominamos compulsivamente “mi yo” está permanentemente cambiando y se trata de un simple concepto que emerge en cinco etapas analíticas que él denominó skandas.
Decía, entonces, que el yo se podía entender como una sucesión de personalidades (vijñana) individuales. Esta idea puede parecer difícil pero se trata de algo muy simple. Uno mismo se percata fácilmente que su personalidad va cambiando con el tiempo e, inclusive, muchas veces, hasta se yuxtaponen: mi personalidad como esposo, como padre, mi personalidad como hijo, como jefe, como subordinado, entre otras.
En efecto recordemos que la palabra personalidad fue introducida al lenguaje cotidiano por el psicoanálisis. Jung sostenía que la “persona” era la máscara o careta con que enfrentábamos las diversas situaciones que se nos plantean.

En definitiva, cada una de estas personalidades yuxtapuestas y cambiantes se componen de múltiples disposiciones emocionales (samskhara), todavía más efímeras, aunque no por eso inofensivas. Por ejemplo, si veo un hermoso reloj de pared que me gustaría comprar pero lo encuentro muy caro para mi presupuesto, desarrollaré una disposición emocional negativa consiente o inconsciente. Si acumulo muchas de estas emociones negativas, se manifiestan luego como un síntoma o incluso una patología: “estrés”. Así pues, cada una de nuestras múltiples personalidades se puede visualizar como emergiendo de la interrelación entre las efímeras disposiciones emocionales que tenemos durante el transcurso de nuestras vidas.

Sin embargo estas emociones que dan origen a nuestras personalidades no podrían surgir si no tenemos procesos cognitivos que nos permitan construir objetos de pensamiento. En el ejemplo del reloj estos objetos de pensamiento son el reloj por una parte y el dinero por otra, a los cuales podríamos agregar otros elementos más abstractos como el estatus o el denominado “buen gusto”, la “elegancia”. En consecuencia, cada disposición emocional involucra a su vez construcciones mentales que el Buda denominó samjñas.

Pero esta cadena continúa, ya que la construcción cognitiva de objetos y conceptos no es posible sin una percepción sensorial (vedana) previa. En el caso del reloj, para poder saber que existe es importante que yo lo haya visto. Si me gustó mucho es posible incluso que haya persuadido al dependiente para que me dejara tocarlo, ya que de esa forma le otorgo más realidad a mi construcción cognitiva, que ahora tiene un apoyo visual y otro kinestésico. Si luego escucho su tic tac tengo la imagen completa de lo que denomino un objeto real.

El Buda sostenía que esa sensación (visual, auditiva, kinestésica, olfativa o gustativa) de la cual emergía la percepción de un objeto tampoco era el fundamento último de la realidad, sino que sólo era posible debido a la interacción de realidades físicas (rupas) que originan cualquier percepción.

De esta forma el yo se presenta como un espejismo de espejismos en cinco niveles sucesivos de propiedades emergentes (skandas) y, en definitiva, el observador surge únicamente de las observaciones que él mismo hace.
Al poco tiempo la filosofía tradicional budista (Abhidharma) profundizó el tema de los cinco niveles o skandas, dando origen al concepto de dharma (con minúscula). Los dharmas son los constituyentes básicos de la realidad o, mejor dicho, patrones o procesos básicos que se experimentan como lo que forma el flujo de fenómenos mentales y físicos. Esto significa que los dharmas no solamente corresponden al plano que nosotros denominamos físico (rupa) sino que abarca a todos los cinco niveles de skandas ya descritos. De este modo, el Abidharma refina el análisis de los cinco skandas para proporcionar una enumeración y caracterización minuciosa de todos los dharmas.


La filosofía del medio

Hasta ahora se ha descrito la filosofía del no-yo (anatmán), la cual es compartida por todas las escuelas de budismo. La enseñanza de shunyata que podemos asimilar a los descubrimientos de la física moderna va más allá del anatmán y proviene de una línea particularmente avanzada dentro del budismo, la filosofía Madhyamaka, que surgió aproximadamente al comienzo de la era cristiana, hace unos dos milenios, y que sirvió de fundamento filosófico para la principal rama del budismo actual, el Mahayana.

Uno de sus principales exponentes fue el gran filósofo Nagarjuna (aprox. 150-250 D.C.), quien fue un paso más allá que el Abhidharma, al negar la existencia independiente (esto es: en sí) no sólo del yo sino que también del objeto observado e incluso de la observación o distinción misma. Para Nagarjuna, el Abhidharma descomponía al individuo en dharmas cada uno con una naturaleza propia inherente. La principal crtítica de Nagarjuna, entonces, a la filosofía tradicional budista de la época, es que ésta comprendía el no-yo o shunya de los individuos, pero no la cualidad de shunyata de los dharmas mismos.

El nombre madhyamaka significa literalmente “el camino del medio” y corresponde al mismo término empleado por el Buda para definir su sistema meditativo y moral. Buda escogió esa denominación para evidenciar que el camino que él propone es un modo de vida intermedio entre el hedonismo sensual, por un lado, y el ascetismo masoquista, por el otro. Nagarjuna astutamente emplea esa misma palabra para expresar la idea de que, así como la vida del sabio busca el equilibrio entre los extremos, así entonces la filosofía debe buscar el equilibrio entre los puntos de vista más radicales y opuestos. En efecto, en la época de Nagarjuna se habían decantado dos grandes posiciones filosóficas en disputa: el punto de vista del objetivismo y el del nihilismo. Desde el punto de vista del objetivista extremo, tanto el observador como el objeto e incluso la distinción misma existen de manera independiente. Este punto de vista es fácilmente criticable porque resulta bastante evidente (al menos, a mí me parece así) que el fenómeno de distinción no puede existir sin observador y objeto; para poder observar un reloj tiene que existir tanto el reloj como el observador.

Por otra parte, el propio Buda, como hemos visto, mostró que el observador carece de existencia sólida, permanente y absoluta, ya que el observador emerge de las distinciones u observaciones y por lo tanto no existe con independencia de éstas.
El último paso lo da Nagarjuna al sostener que incluso el objeto de observación (el reloj, en nuestro ejemplo) carece de existencia independiente. Él demostró esto con un argumento lógico: si un objeto existiera pero no pudiera ser observado jamás ¿qué sentido tiene decir que existe? Nagarjuna sostuvo que jamás podría darse un objeto existente que sea completamente imposible de observar. Dicho de otra forma, el objeto para constituirse como tal requiere la participación de al menos un sujeto que realice la observación. Ahora bien, si es un requisito para la existencia del objeto que éste pueda ser observado por alguien, entonces acabamos de demostrar que el objeto solamente existe en la medida que existe para alguien y, por lo tanto, no es independiente; no existe de manera absoluta, ya que para que surja como objeto hay un requisito lógico que es imprescindible y necesario: la existencia de -al menos- un observador que lo distinga.

De esta manera Nagarjuna derriba completamente la postura absolutista extrema. Sin embargo esta crítica se mal interpretó durante milenios en occidente, llegándose al extremo de pensar que el budismo era nihilista, que sostenía la inexistencia de las cosas. Es curioso que fuera el propio Nagarjuna quien aclaró esto desde un comienzo. En efecto, como hemos visto, el nombre de la filosofía Madhyamaka -el camino del medio- alude precisamente al espacio entre el nihilismo y el absolutismo filosófico. Nagarjuna sostenía que negar la existencia de los observadores o de los objetos era evidentemente estéril, pues nuestra experiencia fundamental cotidiana lo desmienten con total claridad e irrefutabilidad, en la medida que lo que existe para mí - como fenómeno - soy yo y mi circunstancia, si queremos emplear el lenguaje de Ortega y Gasset.


El origen dependiente

En definitiva shunyata no se refiere a que la realidad sea vacía, que la realidad no exista, que sería la postura nihilista; se refiere, en cambio, a la interdependencia de todas las cosas, en tibetano “ten del” (origen dependiente). El principio de origen dependiente se aplica en tres formas: causalidad, abstracción y distinción.
El origen dependiente se aplica al fenómeno de la causalidadmostrando que todos los fenómenos son a la vez causa y efecto yque, simultáneamente, todos los fenómenos tienen -a su vez- causas y efectos. De esta manera se comprueba que no existe fenómeno alguno que sea totalmente independiente del resto. Por ejemplo uno puede pensar que los brotes de virus hanta no están relacionados con las inundaciones y, en efecto, en primera instancia, no existe relación directa entre ambos fenómenos.
Sin embargo, ambos tienen causas comunes. Se sabe que las inundaciones se deben a alteraciones climatológicas como los fenómenos del Niño y de la Niña, los cuales se gatillan por variaciones en la temperatura promedio del planeta. A su vez, el calentamiento global tiene un efecto negativo sobre el sistema inmunológico de los roedores, particularmente del ratón colilarga, portador del hanta.

El concepto de origen dependiente también se aplica con relación a los distintos niveles de abstracción que se dan en la observación. Un sistema puede ser percibido como unidad simple o como unidad compuesta. Cualquier cosa visible siempre estará inserta en algo que lo contiene y a su vez estará formada por cosas que la componen, por lo tanto existe un origen lógico dependiente de los compuestos en términos de sus componentes.

Ahora bien, a pesar que todo está conformado por componentes, estos componentes no definen al todo, ya que los componentes de un sistema siempre cambian, aunque el sistema - como totalidad - se mantenga. Esta idea fue expresada en tiempos del Buda por el filósofo griego Heráclito, en su célebre sentencia: “Nadie se baña dos veces en el mismo río”. En efecto, si nos preguntamos dónde está la identidad de un río determinado, concluiremos que no se encuentra en el agua siempre mutante que lo conforma. El concepto de origen dependiente se aplica aquí en términos de distinción. Esto significa que si buscamos la verdadera identidad de un sistema, no la encontraremos en sus componentes. Lo mismo ocurre con un equipo de fútbol, por ejemplo. Sus jugadores van cambiando con el tiempo, hasta el diseño de la camiseta, los gritos de la barra, el estilo de juego, todo va cambiando, pero sigue siendo “el mismo” equipo, ¿por qué?. Según el madhyamaka, únicamente gracias a la capacidad organizadora que tenemos como observadores de distinguir cosas y dotarlas así de identidad. En resumen, el planteamiento de Nagarjuna es el siguiente: “Las cosas derivan su ser y su naturaleza de su interdependencia mutua y en sí mismas no son nada”. Esa es en definitiva la idea de shunyata. No significa que las cosas no existan, sino que existen pero son mutuamente interdependientes y, por lo tanto, no tienen existencia aislada o en sí mismas.


El punto de vista de la mecánica cuántica

Durante el siglo XX, el pensamiento cosmopolita de raigambre occidental ha redescubierto esta filosofía al percatarse que la ciencia contemporánea corrobora de la manera más radical y categórica los preceptos de la filosofía Madhyamaka. En primer término ha sido la física y particularmente la mecánica cuántica la que ha establecido con la rigurosidad propia del método científico que, en efecto, cuando uno descompone un objeto físico en sus componentes llega a un punto muerto que es la partícula-onda. Se trata de una entidad inimaginable pero susceptible de representar matemáticamente como la probabilidad de que pase algo. Por ello Bertrand Rusell decía: “El hombre corriente piensa que la materia es sólida; pero el físico piensa que es una onda de probabilidad, que ondula en la nada. Dicho brevemente: la materia en un lugar determinado es definida como la probabilidad de ver en ese lugar un fantasma”. En consecuencia la partícula-onda no existe en sí, no tiene existencia intrínseca, su naturaleza es shunyata, sólo existe en la medida en que interactúa con otras partículas cuánticas, ya que su origen es dependiente.

La segunda variante del origen dependiente, la que dice relación con los sistemas como unidades compuestas, se aplica aquí de manera casi profética, ya que durante el siglo XX se ha establecido que todas las partículas cuánticas existen como combinaciones de otros tipos de partículas cuánticas. Llegamos así a un punto en que no es necesario seguir descendiendo en la pirámide reduccionista. Podemos estar confiados que esta pirámide se yergue sobre cimientos recursivos, no es necesario afanarse en buscar el verdadero átomo (indivisible): todas las cosas son tomos (partes).

Cabe aclarar que incluso aquella rama de la física moderna que es la cromodinámica cuántica, fundada por el premio Nobel Murray Gell-Mann, llega a conclusiones similares por una vía distinta. Para Gell-Mann las partículas cuánticas sí se pueden dividir, en subpartículas denominadas quarks. Sin embargo estos quarks tienen un comportamiento tan bizarro -denominado “confinamiento”- que más bien pareciera tratarse de un simple mecanismo mnemotécnico para calcular o acordarse de las características de cada partícula cuántica “verdadera”, ya que -precisamente- el principio de confinamiento impide la división de la partícula, volviéndose así a la idea original de que todas las cosas son compuestas.

Dicho de otra manera, cuando buscamos los componentes básicos de la naturaleza se llega a las partículas cuánticas. Una vez allí podemos optar por dos vías. La primera consiste en reconocer sencillamente que todas las partículas existen como combinación de otras. La segunda posibilidad es forzar a la naturaleza a descender otro peldaño, para encontrarnos con los quarks. Pero la característica única de estas subpartículas es que nunca existen en forma independiente o separada. Están confinados y, por lo tanto, debemos admitir que solamente existen en la medida en que forman parte de una partícula que los contiene. En cualquiera de los dos casos el budismo tiene la razón: los quarks y las partículas cuánticas presentan origen dependiente.

Finalmente, la tercera forma del origen dependiente también se manifiesta en mecánica cuántica. Me refiero a la dependencia objeto-observador. Las partícula-ondas cuánticas tienen una peculiaridad muy interesante, su propia constitución queda indefinida si la partícula no es perturbada. Ahora bien, para observarla, es necesario perturbarla. Esto es lo que estableció matemáticamente Werner Heisenberg en el famoso principio de incertidumbre o indeterminación. En efecto, la física cuántica ha introducido el concepto de partícula virtual para referirse a las posibilidades invisibles de estructura interna que tiene una partícula en el ínterin que no es perturbada (recordemos que las partículas cuánticas existen como combinaciones de otras partículas). Esto significa que la partícula propiamente tal solamente aparece tras la participación de un observador, volviéndose así a caer en la idea de origen dependiente. Más adelante la cibernética, particularmente su vertiente más actual que se denomina “de segundo orden”, ha generalizado el principio de Heisenberg para todos los sistemas. En otras palabras, nunca es posible observar a un sistema sin perturbarlo. Esta idea implica que en un sentido filosófico y profundo el sistema depende a tal extremo del observador para originarse como tal que resulta más práctico asumir sencillamente que el observador y el sistema forman parte de un solo sistema cibernético. Es decir que para la cibernética de segundo orden la naturaleza se revela como una pintura de Escher en que la mano se dibuja a sí misma, el observador forma parte del cuadro que mira, o algo por el estilo. Esta idea ha trascendido el ámbito de las ciencias y ha llegado a la filosofía bajo la denominación de constructivismo radical.

No es extraño entonces que las escuelas más avanzadas de filosofía contemporánea, aquellas que se hacen cargo de los descubrimientos hechos por la física, la cibernética y la neurociencia, acaben coincidiendo con los postulados fundamentales de la rama más elevada de la filosofía budista.


Un cuentito

Dos gemelos han estado viviendo toda su vida sin salir de una casa. El primero subió a la azotea y encontró un telescopio. El segundo bajó al sótano y encontró una pequeña estatua de Buda. Cuando conversaban, el primero no le prestaba mucha atención al segundo. Este último, fascinado con su descubrimiento pasaba cada vez más tiempo en el sótano descubriendo por sí mismo el placer de la meditación. El otro observaba cada vez cosas más pequeñas y remotas y, así, sumido en sus hallazgos, se alejaba cada vez más de su hermano y sus ideas le parecían las alucinaciones de un lunático.

Un día el hermano de la azotea tomó su telescopio y lo apunto al interior de una habitación de la casa del frente para descubrir apenas visible un espejo que apuntaba hacia su propia casa. En el reflejo del espejo se vio a él mismo contemplando la realidad a través de su telescopio. Bajando luego la vista, pudo ver a su gemelo, para descubrir así que sus dichos eran ciertos. Había allí, en las profundidades de su propia casa una espléndida aunque pequeña estatua de Buda.

Original en: http://akasicos.blogspot.com/2006/02/el-concepto-de-shunyata-en-el-budismo.html
y su pagina: http://budismoyciencia.bligoo.com/

MAKA HANNYA HARAMITA SHIN GYO

MAKA HANNYA HARAMITA SHIN GYO

El sutra de la Gran Sabiduría que permite ir al más allá del mas allá

 

Avalokitesvara, el Bodhisattva de la verdadera libertad, a traves a la práctica profunda de la Gran Sabiduría, comprende que los cinco skandhas (cuerpo-materia-forma sensación-percepción, pensamiento, actividad y conciencia) no son mas que Shunyata y, gracias a esta comprensión, ayuda a todos los que sufren.
¡Oh Sariputra! Los fenómenos no son diferentes del ShunyataShunyata no es diferente de los fenómenos.
Los fenómenos son ShunyataShunyata es fenómenos, los cinco skandhas son igualmente Shunyata.
¡Oh Sariputra! Todas las existencias son Shunyata. No hay ni nacimiento ni muerte, ni pureza ni impureza, ni crecimiento ni disminución. 
En Shunyata no hay skandhas. No hay ojos, ni oídos, ni nariz, ni lengua, ni cuerpo, ni conciencia. No hay color-forma, ni sonido, ni olor, ni gusto, ni tacto, ni objeto de la conciencia.
No hay ni conciencia visual, ni conciencia audítiva, ni conciencia olfativa, ni conciencia gustativa, ni conciencia tactil, ni conciencia de la conciencia. No hay ignorancia ni extinción de la ignorancia. No hay ni vejez ni muerte, ni extinción de la vejez y de la muerte. No hay ni sufrimiento, ni causa del sufrimiento, ni liberacion del sufrimiento, ni vía que conduzca a la liberacion del sufrimiento. No hay ni conocimiento, ni obstáculo al conocimiento. Sólo hay mushotoku: nada que obtener. 
Esta es la razon por la que en el espiritu del Bodhisattva, gracias a esta Ilimitada Sabiduría, no existen redes ni obstáculos, ni causas de obstáculos. No existe miedo ni temor, ni causa de miedo y temor. De esta forma se libera de las ilusiónes y apegos, y llega a la etapa última de la vida, el Nirvana. Todos los Budas del pasado, del presente y del futuro han obtenido la Suprema Liberación gracias a esta Suprema Sabiduría. Por eso Hannya Shingyo es el Mantra Universal, incomparable y sin igual, el más elevado, el que suprime todo sufrimiento. Es la verdad auténtica sin error. Este Mantra proclamado por Hannya Haramita se dice así:
"Id, id, id juntos id juntos más allá del más allá hasta la realización última"

KAN JI ZAI BO SA GYO JIN HAN-NYA HA RA MI TA JI


SHO KEN GO ON KAI KU DO IS-SAI KU YAKU.


SHA RI SHI SHIKI FU I KU KU FU I SHIKI


SHIKI SOKU ZE KU KU SOKU ZE SHIKI


JU SO GYO SHIKI YAKU BU NYO ZE


SHA RI SHI ZE SHO HO KU SO FU SHO FU METSU


FU KU FU JO FU ZO FU GEN


ZE KO KU CHU MU SHIKI MU JU SO GYO SHIKI


MU GEN-NI BI ZES-SHIN I


MU SHIKI SHO KO MI SOKU HO


MU GEN KAI NAI SHI MU I SHIKI KAI


MU MU MYO YAKU MU MU MYO JIN


NAI SHI MU RÔ SHI YAKU MU RÔ SHI JIN


MU KU SHU METSU DO


MU CHI YAKU MU TOKU I MU SHO TOK'KO


BO DAI SAT-TA E HAN-NYA HA RA MI TA


KO SHIM-MU KEI GE MU KEI GE KO MU U KU FU


ON RI IS-SAI TEN DO MU SO KU GYO NE HAN


SAN ZE SHO BUTSU E HAN-NYA HA RA MI TA KO


TOKU A NOKU TA RA SAM-MYAKU SAM-BO DAI


KO CHI HAN-NYA HA RA MI TA


ZE DAI JIN SHU ZE DAI MYO SHU


ZE MU JO SHU ZE MU TO TO SHU


NO JO IS-SAI KU SHIN JITSU FU KO


KO SETSU HAN-MYA HA RA MI TA SHU


SOKU SETSU SHU WATSU


GYA TEI GYA TEI HA RA GYA TEI HARA SO GYA TEI


BO JI SOWA KA HAN-NYA SHIN GYO


Copiado desde http://perso.wanadoo.es/doyozenalgeciras/hannya.htm

miércoles, 10 de diciembre de 2008

LAS CUATRO NOBLES VERDADES
1
Las Cuatro Nobles Verdades*
Las Cuatro Nobles Verdades (cattari ariya saccani) es la esencia de las
enseñanzas de Buddha. Cada vez que un Buddha aparece en el mundo, él
descubre y revela estas cuatro verdades que han permanecido ocultas por
mucho tiempo.
Las enseñanzas de Buddha son vastas. Sin embargo, así como la pisada de
cualquier animal está incluida en la pisada de un elefante, todo lo que
Buddha enseñó está incluido en estas cuatro verdades. En realidad no hay
nada capaz de ser conocido fuera de estas cuatro verdades.
Fue en el momento de su Iluminación hace más de 2500 años que Buddha
realizó estas cuatro verdades. Estas verdades son eternas, es decir, siempre
existen independientemente de la existencia de Buddha. Estas verdades no
son creadas por Buddha; son simplemente descubiertas por Buddha.
Las Cuatro Nobles Verdades son tratadas en numerosos lugares del Canon
Pali. Hay dos discursos que merecen ser destacados: 1) El Discurso de la
Puesta en Movimiento de la Rueda de la Doctrina (Dhammacakkappavattana
Sutta) y 2) El Gran Discurso de los Cuatro Fundamentos de la Atención
(Maha-Satipatthana Sutta). El primer discurso, impartido dos meses después
de la Iluminación, es particularmente relevante debido a que representa la
primera exposición de la doctrina de Buddha. En este discurso Buddha
expone al grupo de cinco discípulos estas cuatro verdades y declara haberlas
descubierto por sí mismo. El Gran Discurso de los Cuatro Fundamentos de
la Atención es la más importante fuente canónica acerca de la práctica de
meditación. Aquí Buddha explica en detalle cada una de estas verdades
desde la perspectiva de la meditación budista.
DEFINICIÓN DE TÉRMINOS
Buddha apareció en el mundo hace más de 2500 años y utilizó la lengua pali
para comunicar sus enseñanzas. El pali fue el idioma vernáculo de la región
de Magadha en el norte de India donde Buddha predicó por cuarenta cinco
años después de la Iluminación. Después de la muerte de Buddha sus
discípulos preservaron sus enseñanzas oralmente por aproximadamente
cinco siglos. En el primer siglo antes de la era cristiana las enseñanzas se
LAS CUATRO NOBLES VERDADES
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registraron en hojas de palma en la isla de Sri Lanka. Las enseñanzas que
poseemos hoy en día provienen de esta transmisión sin interrupción a través
de los siglos por parte de sus discípulos monásticos.
Es necesario advertir al lector desde un comienzo que los términos pali que
Buddha utilizó en sus discursos en general no poseen una traducción
equivalente (exacta) en las lenguas de Occidente. Por lo tanto, cuando se
realizan traducciones del original pali, es aconsejable mantener los términos
originales como punto de referencia. De esta manera, uno puede acceder al
significado correcto de los términos en su propia lengua manteniendo los
términos originales. Por ejemplo, el término pali 'dukkha' generalmente se
traduce como sufrimiento o dolor. Sin embargo, 'dukkha' tiene un
significado mucho más amplio que sufrimiento o dolor. Sufrimiento o dolor
son las traducciones más aproximadas. Por está razón las utilizamos. Pero
debería tenerse en cuenta que cuando usamos estos términos en el contexto
de las enseñanzas de Buddha ellos tienen un significado especial.
El término 'sacca', verdad o realidad, en el budismo significa aquello que es
real. La verdad en el budismo no necesariamente deber ser algo sublime,
bueno o noble. Por ejemplo, el deseo, el enojo, el odio, algunos de los
estados mentales, son verdades de acuerdo con las enseñanzas de Buddha.
'Ariya', noble, significa aquél que ha penetrado estas cuatro verdades.
Buddha fue el primero que las descubrió y las reveló a mundo. También la
realización de estas verdades conduce al estado de noble, hace que uno sea
noble. Entonces, se denominan nobles verdades porque fueron realizadas por
Buddha, porque son realizadas por los seres nobles y porque su realización
conduce al estado de noble. Se denominan verdades porque son hechos
reales e inalterables. 'Dukkha', sufrimiento, incluye no sólo el sufrimiento
físico y el mental sino también los estados de felicidad y todo aquello que es
condicionado. Esta definición de dukkha se aclarará con el estudio del
primer discurso más adelante.
La cuatro nobles verdades son: 1) la noble verdad del sufrimiento (dukkhaariya-
sacca), 2) la noble verdad del origen del sufrimiento (dukkhasamudaya-
ariya-sacca), 3) la noble verdad de la cesación del sufrimiento
(dukkha-nirodha-ariya-sacca) y 4) la noble verdad del sendero que conduce
a la cesación del sufrimiento (dukkha-nirodha-gamini-patipada-ariyasacca).
LAS CUATRO NOBLES VERDADES
3
1. LA NOBLE VERDAD DEL SUFRIMIENTO (dukkha-ariya-sacca)
Buddha dijo lo siguiente en el primer discurso con relación a la primera
verdad:
Ésta, oh monjes, es la Noble Verdad del Sufrimiento. El nacimiento es
sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la muerte
es sufrimiento, asociarse con lo que no se quiere es sufrimiento, separarse de
lo que se quiere es sufrimiento, no alcanzar lo que se desea es sufrimiento.
En breve, los cinco agregados de la adherencia son sufrimiento.
El nacimiento se define en el budismo como el primer momento en una
existencia particular. En el caso de los seres humanos es el momento de
concepción. El nacimiento es sufrimiento debido a que es la base de todo lo
que inevitablemente sigue: la vejez, la enfermedad y la muerte. De acuerdo
con la Doctrina del Origen Condicionado (paticca-samuppada),
condicionado por el nacimiento ocurren la vejez y la muerte, la pena, el
lamento, el dolor, el pesar y la desesperanza. Que la vejez es sufrimiento no
es difícil de comprender. Cuando envejecemos nuestras facultades declinan,
somos más proclives a la enfermedad, menos independientes, etc. La
enfermedad es sufrimiento. Cuando nos enfermamos experimentamos
sensaciones corporales desagradables y como resultado a veces también
sufrimiento mental en la forma de depresión, etc. Y morir es sufrimiento.
Buddha dice también que asociarse con lo que no se quiere es sufrimiento,
asociarse con personas o cosas que nos son desagradables. Separarse de lo
que se quiere es sufrimiento; separarnos de lo que poseemos, cosas o seres,
separarnos de nuestros seres queridos, familiares, amigos temporal o
permanentemente es sufrimiento. No alcanzar lo que se desea es sufrimiento.
A veces deseamos poseer algo, material o espiritual, pero debido a las
circunstancias de la vida no lo podemos obtener. Esta frustración de obtener
lo que deseamos es sufrimiento. No es difícil comprender que todas estas
condiciones de la vida son sufrimiento. Buddha finaliza la exposición de la
primera verdad diciendo: "En breve, los cinco agregados de la adherencia
son sufrimiento." Los cinco agregados (pañcakkhandha) son todo lo que
nosotros somos. Los cinco agregados son 1) el agregado de la materialidad
(rupakkhandha), 2) el agregado de la sensación (vedanakkhandha), 3) el
agregado de la percepción (saññakkhandha), 4) el agregado de las
formaciones (sankharakkhandha) y 5) el agregado de la conciencia
(viññanakkhandha). Es importante comprender que cuando Buddha expone
la verdad del sufrimiento primero utiliza términos convencionales tales
LAS CUATRO NOBLES VERDADES
4
como el nacimiento, la vejez, la muerte, etc. Sin embargo, Buddha finaliza
su exposición utilizando lenguaje filosófico, el lenguaje de las realidades
últimas. Y es esta dimensión del término 'dukkha', sufrimiento, la que es más
difícil de comprender y aceptar. Esto es así porque para ello es necesario una
profunda experiencia acerca de la naturaleza de los fenómenos. Sólo cuando
uno ha experimentado los fenómenos de acuerdo con su naturaleza real, es
posible concluir que los cinco agregados de la adherencia son sufrimiento.
Intelectualmente no es difícil aceptar que el nacimiento, la vejez, la
enfermedad, la muerte, etc., son sufrimiento. Sin embargo, el intelecto no es
suficiente para aceptar que los cinco agregados de la adherencia son
sufrimiento. Se requiere algo más: Penetración o sabiduría. Investiguemos
más a fondo acerca de la razón que los cinco agregados de la adherencia son
sufrimiento.
El término pali 'dukkha' tiene generalmente tres significados. 1) Dukkhadukkha,
literalmente sufrimiento-sufrimiento. Uno de los significados de la
repetición de una palabra en pali es para dar énfasis. Dukkha-dukkha es el
sufrimiento real como el dolor físico o el dolor mental. La enfermedad, la
vejez, la muerte están incluidos en este tipo de sufrimiento. 2) Viparinamadukkha,
sufrimiento como cambio. Aquí se incluyen los estados de
felicidad. No porque los estados de felicidad en sí mismos sean sufrimiento
sino por el hecho de su transitoriedad. 3) Sankhara-dukkha, sufrimiento de
lo condicionado. Cuando Buddha dice que los cinco agregados de la
adherencia son sufrimiento se está refiriendo al sufrimiento de lo
condicionado, al sufrimiento de aquello que es el producto de causas. Los
cinco agregados son producto de causas, son condicionados. Y todo aquello
que es condicionado es sufrimiento. De acuerdo al budismo todo lo
condicionado está sujeto al surgir y al cesar. Es este continuo surgir y cesar
de los cinco agregados lo que es sufrimiento. No hay nada que uno pueda
hacer para detener este proceso de surgir y cesar, este proceso es como si
ocurriera de acuerdo con sus propias leyes.
Existe la idea equivocada entre algunos occidentales que el budismo es
pesimista. Esto se debe tal vez al hecho de no comprender estas diferentes
dimensiones del término pali dukkha. Pesimista u optimista es una actitud
con relación a las cosas. El budismo no es pesimista sino realista. La verdad
del sufrimiento es sólo una de las cuatro verdades. También existe la verdad
de la cesación del sufrimiento.
LAS CUATRO NOBLES VERDADES
5
2. LA NOBLE VERDAD DEL ORIGEN DEL SUFRIMIENTO
(dukkha-samudaya-ariya-sacca)
La segunda noble verdad es el deseo. Esto es lo que Buddha dice en el
primer discurso:
Ésta, oh monjes, es la Noble Verdad del Origen del Sufrimiento. Es el deseo
que produce nuevos renacimientos, que acompañado con placer y pasión
encuentra siempre nuevo deleite, ahora aquí, ahora allí. Es decir, el deseo
por los placeres sensuales, el deseo por la existencia y el deseo por la noexistencia.
De acuerdo con el budismo el sufrimiento es debido al deseo y no a la
disposición de un ser supremo. El budismo es único entre las religiones al
declarar al deseo como la causa del sufrimiento. El deseo por los placeres
sensuales significa deseo por los objetos de los sentidos tales como objetos
visibles, audibles, olfativos, gustativos, tangibles y mentales. El deseo por la
existencia significa deseo por la continuación de la existencia en el ciclo de
renacimientos y muertes (samsara). El deseo por la no-existencia significa
deseo por la aniquilación; es deseo asociado con la concepción errónea de
que todo termina en el momento de la muerte. El deseo de acuerdo al
budismo es una fuerza tremenda que tiene la potencialidad de producir
renacimientos una y otra vez. Es debido a este deseo que los seres realizan
acciones (kamma) buenas o malas. Y cuando hay acciones acumuladas hay
efectos (vipaka). En otras palabras, es porque realizamos acciones en el
pasado que existimos en el presente. Y siempre y cuando exista esta
acumulación de acciones habrá renacimientos en el futuro. Por lo tanto, el
origen del sufrimiento presente es el kamma que realizamos en el pasado. De
acuerdo con la Doctrina del Origen Condicionado el deseo está
condicionado por la sensación (agradable, desagradable o neutral). Cuando
hay sensación agradable uno desea poseerla, cuando hay sensación
desagradable uno desea su opuesto. La sensación neutral es igual que la
agradable. Y cuando hay deseo hay adherencia (upadana), una forma más
intensa de deseo. Cuando hay adherencia hay existencia (kamma). Cuando
hay existencia hay renacimiento. Y cuando hay renacimiento hay vejez y
muerte.
Hay otra forma más gráfica de explicar esta segunda verdad. Cuando uno
tiene apego a algo o a alguien y lo pierde, uno sufre. El sufrimiento que uno
LAS CUATRO NOBLES VERDADES
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experimenta no es debido a la pérdida sino al apego que uno tiene hacia este
algo o alguien. Piense acerca de los miles de seres humanos que mueren
diariamente. Difícilmente uno experimentara gran sufrimiento por la pérdida
de estos seres. Sin embargo, cuando uno de estos seres está ligado
afectivamente a nosotros, uno experimenta sufrimiento. Esto es debido al
apego o deseo, la segunda noble verdad.
3. LA NOBLE VERDAD DE LA CESACIÓN DEL SUFRIMIENTO
(dukkha-nirodha-ariya-sacca)
La cesación del sufrimiento es la erradicación de las impurezas mentales.
Sólo cuando uno ha erradicado las impurezas de la mente uno ha puesto fin
al sufrimiento. Buddha dice lo siguiente:
Ésta, oh monjes, es la Noble Verdad de la Cesación del Sufrimiento. Es la
total extinción y cesación de ese mismo deseo, su abandono, su descarte,
liberarse del mismo, su no dependencia.
Esta noble verdad también se denomina Nibbana. Nibbana es un término
pali que es mejor dejarlo sin traducir porque es imposible encontrar un
equivalente en nuestra lengua. El Nibbana es el objeto de ciertos tipos de
conciencias. Hay ciertos tipos de conciencias que tienen la habilidad de
tomar Nibbana como objeto. Estos tipos de conciencias se denominan
conciencias del sendero y fruición. Cuando una de las conciencias del
sendero toma el Nibbana como objeto se produce la erradicación de las
impurezas mentales. Esta erradicación es gradual. Primero se erradican las
impurezas más bastas como la concepción errónea y la duda. Después se
erradican otras impurezas como el enojo, la vanidad, la agitación, etc. De
acuerdo al budismo, el deseo o apego, es decir la segunda noble verdad, es
una de las impurezas a ser erradicadas. Cuando la impureza del deseo es
erradicada, se dice que uno ha realizado la cesación del sufrimiento.
4. LA NOBLE VERDAD DEL SENDERO QUE CONDUCE A LA
CESACIÓN DEL SUFRIMIENTO (dukkha-nirodha-gamini-patipadaariya-
sacca)
La cuarta noble verdad también se denomina el camino medio (majjhima
patipada) u óctuplo noble sendero. El óctuplo noble sendero es la práctica
que uno debe seguir para alcanzar la cesación del sufrimiento. Es óctuplo
porque posee ocho componentes. Buddha dice los siguiente:
LAS CUATRO NOBLES VERDADES
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Ésta, oh monjes, es la Noble Verdad del Sendero que conduce a la Cesación
del Sufrimiento. Simplemente este Óctuplo Noble Sendero; es decir, Recto
Entendimiento, Recto Pensamiento, Recto Lenguaje, Recta Acción, Recta
Vida, Recto Esfuerzo, Recta Atención Completa y Recta Concentración.
Estos ocho componentes están divididos en tres grupos de acuerdo al nivel
de la práctica. El primero es el grupo de la moralidad (sila). El segundo es el
grupo de la concentración (samadhi) y el tercero es el grupo de la sabiduría
(pañña). Si uno desea poner fin al sufrimiento uno debería recorrer este
sendero, poner en práctica este óctuplo noble sendero. Para comprender esta
división en tres grupos es necesario primero conocer que hay tres puertas de
acción: La puerta del cuerpo, la puerta del lenguaje y la puerta de la mente.
Sila o moralidad es para controlar la puerta del cuerpo y del lenguaje. Recto
lenguaje, recta acción y recta vida pertenecen al grupo de la moralidad.
Recto lenguaje es de cuatro clases: 1) abstención de mentir, 2) abstención de
calumniar, 3) abstención de lenguaje áspero y 4) abstención de lenguaje
frívolo. La recta acción es de tres tipos: 1) abstención de matar seres
vivientes, 2) abstención de robar y 3) abstención de conducta sexual ilícita.
Recta vida significa obtener los medios necesarios para la subsistencia con
recto lenguaje y con recta acción. Además, hay cinco tipos de actividades
consideradas por el budismo como incorrecto medio de vida: 1) comerciar
con veneno, 2) comerciar con intoxicantes (drogas, alcohol), 3) comerciar
con armas, 4) comerciar con esclavos y 4) comerciar con animales para
matanza.
El segundo, el grupo de la concentración consiste de tres componentes: 1)
recto esfuerzo, 2) recta atención y 3) recta concentración. Estos tres son para
controlar la puerta de la mente, para la eliminación temporaria de las
impurezas mentales. Cuanto estos tres componentes están presentes en
nuestras mentes las impurezas están temporalmente ausentes.
El tercer, el grupo de la sabiduría consiste de dos componentes: 1) recto
entendimiento y 2) recto pensamiento. Estos dos también tienen que ver con
la puerta de la mente; son para la erradicación, la eliminación definitiva, de
las impurezas mentales. Recto entendimiento significa comprender que los
seres tienen el kamma como su propiedad. Básicamente esto significa
comprender que las malas acciones traen malos efectos y las buenas
acciones traen buenos efectos. Recto entendimiento también significa la
comprensión de las cuatro nobles verdades. Recto pensamiento es
LAS CUATRO NOBLES VERDADES
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pensamiento de renunciación, ausencia de mala voluntad y ausencia de
crueldad.
En el Visuddhi-Magga (El Camino de la Purificación) del Venerable
Buddhaghosa se compara a la verdad del sufrimiento con una enfermedad, la
verdad del origen del sufrimiento con la causa de la enfermedad, la verdad
de la cesación del sufrimiento con la cura de la enfermedad y la verdad del
sendero que conduce a la cesación del sufrimiento con la medicina.

* * * * *
* Material preparado por Bhikkhu Nandisena. Este material puede ser
reproducido para uso personal, puede ser distribuido sólo en forma
gratuita. ©CMBT 1999. Última revisión lunes, 13 de marzo de 2000. Fondo
Dhamma Dana.
FINAL DE: LAS CUATRO NOBLES VERDADES
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Ensayo Sobre las Cuatro Nobles Verdades y el Camino Óptuple
Ensayo Original por Enrique Aguirre Baigorri desde Madrid, España.
Presentado el 31 de enero de 2003
Las Cuatro Nobles Verdades y el Camino Óptuple


Buda BlancoPara todos ustedes, queridos lectores, éstas son mis palabras acerca de las Cuatro Nobles Verdades y el Noble Camino Óctuplo.

Observemos un poco como discurre la andadura por nuestra humana existencia. Cuando venimos al mundo es un acto sumamente doloroso (y no sólo para el bebé. La madre también pasa lo suyo. Bueno, vale, el padre tampoco disfruta precisamente en la espera). Pero al nacer, pasamos de un estado celestial, digamos, de ingravidez, flotante y placentero, a soportar toda la presión gravitatoria sobre nosotros; descubrimos con dolor sensaciones antes totalmente desconocidas para nosotros: frío, hambre, sed, la barriga nos duele, escuece... A todo este sufrimiento le ponemos un nombre: ¡BUAAAHHH, BUAHHHH!

De aquí a la caja de pino hay todo un rosario de desventuras y tormentos: Enfermedades, golpes, la novia que se va con otro, el marido que no se va ni a tiros, nuestra mascota que 'la palma', el coche superchulo de nuestro vecino, nuestro trabajo que nos agobia pero nos permite una casa en cada ecosistema, la casa en cada ecosistema que se merienda todo el esfuerzo de nuestro trabajo, nuestra tarjeta de crédito que ya no dispone de tal en la caja del supermercado, etc, etc... y, un buen día, nos llega el sufrimiento que eclipsa todos los anteriores: La certeza de la muerte.

Desde luego que, ante semejante panorama, no es de extrañar que Buda dijese: "La vida es sufrimiento", Primera Noble Verdad.

Sin embargo, de toda esta legión de sufrimiento creo que ninguno como el último mencionado animó a Shakyamuni a buscar una respuesta a la que fue la Gran Pregunta de su vida: "¿Cuál es la raíz del sufrimiento?" Porque la muerte, una vez que nos golpea con su certeza en la conciencia nos pone ante nuestras narices la angustia, el absurdo de la existencia: "Nacer para morir" ¿Cuál es el sentido de este dislate?

A poco que observemos los ejemplos expuestos anteriormente, nos daremos cuenta que todos responden a una de estas dos circunstancias: "Algo me ocurre y no lo quiero" o "algo no me ocurre y lo quiero". No aceptamos la existencia simplemente así, tal cual es. Segunda Noble Verdad: "El origen del sufrimiento es el deseo, el apego al deseo".

La naturaleza de nuestro mundo es transitoria, cambiante, pero, por alguna razón, hemos perdido contacto con esta revelación. De manera que malgastamos una ingente cantidad de energía corriendo como pollo sin cabeza detrás (o delante) de los fenómenos que aparecen en nuestra conciencia. A raíz de no comprender nuestro sufrimiento nos vemos impelidos a buscar dentro de todo el repertorio fenoménico, algo que pueda sofocar esta insatisfacción y empezamos una huida hacia delante buscando ese momento divertido, ese viaje, esa pasión, esa pertenencia que apague el fuego de nuestro descontento. Pero, sea lo que sea que consigamos, su naturaleza cambiante y transitoria hará que tarde o temprano lo conseguido se nos escurra como agua entre los dedos. Incluso si podemos retenerlo con nosotros por un tiempo, vemos que esto no soluciona en modo alguno nuestro problema. El sufrimiento fundamental late todavía en nuestro corazón y así comienza una nueva caza y captura, una más, de parches de felicidad. Un verdadero círculo vicioso que nos ata a la rueda del sámsara.

De todo ello colegimos: Si existe sufrimiento debe haber un fin del sufrimiento, primero; y segundo, este fin del sufrimiento no puede estar basado en un fenómeno más. Tercera Noble Verdad: "La extinción del sufrimiento es el nirvana". Ecuanimidad, extinción de nuestro egoísmo. Los deseos son trascendidos y no nos aprisionan más. Y así, marcó, finalmente, el camino, la Cuarta Noble Verdad: "El camino que conduce a la extinción del sufrimiento es el Noble Camino Óctuplo".

Si el origen del sufrimiento está en el deseo, parece lógico suponer, de entrada, que este Camino nos debe llevar a reducir nuestra sed de deseos, a trascender nuestro egoísmo. Su observancia y práctica nos conduce a un estado de equilibrio interior, a una mente tranquila y abierta que nos permite captar la Verdad y no ser ciegos a nuestras ilusiones.

Si el origen del sufrimiento está en el deseo, parece lógico suponer, de entrada, que este Camino nos debe llevar a reducir nuestra sed de deseos, a trascender nuestro egoísmo. Su observancia y práctica nos conduce a un estado de equilibrio interior, a una mente tranquila y abierta que nos permite captar la Verdad y no ser ciegos a nuestras ilusiones.

Veamos que nos sugiere este Noble Camino: Entendimiento Justo, Pensamiento Justo, Acción Justa, Palabra Justa, Medio de Vida Justo, Esfuerzo Justo, Atención Justa, Concentración Justa. Debemos entender el término "Justo / Recto" no desde un sentido dual por oposición a injusto, sino en el sentido que nos acerca al despertar.

Entendimiento Justo

Parece más una consecuencia que un camino. Sin embargo, nos invita a tener siempre presente los principios fundamentales del budismo tales como la ley de la causalidad, el aspecto transitorio y cambiante de los fenómenos, y la naturaleza vacía de los mismos. Entendimiento Justo es asimismo una invitación a no ser dogmáticos, a no encasillar la realidad, a apreciarla en su conjunto y no sólo un aspecto aislado de ella.

Pensamiento Justo

Nos habla de prestar atención a nuestros pensamientos egoístas. A observar ese discurso loco que nos acompaña a cada momento y que nos mete en un mundo de ilusión, separándonos del resto del universo. Para de ese modo ser equitativos, ecuánimes e imparciales en nuestros juicios y decisiones.

Acción Justa

Lo importante aquí es plantearse ¿Por qué hacemos esto? ¿Esta acción muere en mí o por el contrario se expande al resto de los seres?

Palabra Justa

La palabra es una energía muy poderosa. Como un veneno, puede ser causa de gran sufrimiento o, bien utilizado - como en la homeopatía - una medicina poderosa. Nos anima a buscar este segundo aspecto, absteniéndonos de crear confusión con ella.

Medio de Vida Justo

Intentar confeccionar una lista de oficios lícitos o no, nos llevaría a un enredo de considerables proporciones. Atendiendo a las necesidades y circunstancias individuales, cada uno debe echar mano de los principios budistas y de su sentido común y en la medida de lo posible ser coherente con ello.

Esfuerzo Justo

Aquí se nos anima a no ser negligentes ni perezosos en nuestra práctica, pero también a no caer en la obsesión: "Si dejas la cuerda de tu violín floja, el instrumento no sonará; si la tensas demasiado, tampoco sonará bien".

Atención Justa

Con la práctica de la Atención Justa mantenemos una actitud vigilante, despierta, hacia nosotros mismos y nuestro entorno. Observamos cómo está nuestra mente en este preciso instante detectando cualquier atisbo de deseo, ignorancia e ira que pueda surgir antes de ser atrapados por ello. La Atención Justa es un espejo claro, un medio poderoso por el que podemos vernos y al vernos, aprender de nosotros mismos. Esta atención no debe entenderse como un correr detrás de cada fenómeno que surja, sino en mantener la mente clara de forma que pueda reflejar toda nuestra experiencia sin quedar atrapados en ella.


Un alumno se presentó ante el gran Maestro Ikkyu para preguntarle:

- Maestro, ¿tendrías la bondad de escribirme algunas máximas sobre la suprema sabiduría?.
El maestro escribió entonces en un papel: ¡Atención!
El alumno, un tanto sorprendido, preguntó.
- ¿Esto es todo? ¿No vais a escribir algo más?
El maestro, ante la insistencia del alumno, cogió de nuevo el papel y añadió dos palabras más:
Atención. Atención.
El discípulo, aún más turbado, dijo:
- En verdad que no veo una gran profundidad, sapiencia y agudeza en lo que acabáis de escribir.
Demostrando su gran paciencia, Ikkyu volvió a coger el papel y añadió tres palabras más:
Atención. Atención. Atención.
El alumno comenzó a inquietarse y preguntó:
- ¿Al menos me podéis decir qué significa la palabra atención?
El maestro, demostrando una vez más su paciencia infinita, cogió el papel y añadió tres palabras más: - Atención significa atención.


Concentración Justa

Nos invita a tener una mente firme (no rígida), centrada en el instante presente. Normalmente ocurre que no estamos para nada conscientes en lo que estamos haciendo. La mente brinca alocada del pasado al futuro y viceversa, poniendo por medio nuestros miedos y apegos. Así perdemos contacto con el momento que nos ocupa y nuestra existencia transcurre en la más absoluta inconsciencia.

El Camino Óctuplo puede verse como una carretera con ocho carriles que conduce al despertar. No son caminos separados, independientes. Por ejemplo, sería difícil entender la Acción Justa sin la participación de Pensamiento, Entendimiento, Atención... Justo / a. Así, cuando damos un paso en cualquiera de ellos, ese avance se refleja automáticamente en todos los demás.

Recorrer este camino significa, pues, trascender a cada paso las limitaciones de nuestro ego, nuestra concepción ilusoria y estrecha de la realidad; significa abrirnos más, volvernos más universales, menos dogmáticos, más conscientes; en definitiva, más despiertos a la Verdad.

Llegados a este punto, puede verse muy claramente la importancia de la meditación. En la práctica de la meditación, nuestra mente no busca escaparse, no divaga, no se enreda en pensamientos ociosos (al menos de eso se trata), sino que se da un renovado esfuerzo, momento tras momento, por permanecer concentrados en el instante presente, en un sostenido estado de alerta hacia nosotros mismos y todo lo que nos rodea (realmente en ese momento es difícil encontrar separación). No hay cabida a la acción interesada ni a la palabra corrupta que extorsione. Se realiza automáticamente el instante presente, sin apegarse ni huir de la miríada de fenómenos que vienen y van. Así, de un plumazo, en el proceso meditativo, todos y cada uno de los "carriles" del Camino son realizados.

Pero lo más maravilloso es que esta actitud meditativa no requiere de lugar y circunstancias especiales, por lo que nada impide que podamos llevarla incluso a nuestra actividad cotidiana. De esta manera pelar unas patatas, ducharse, atender un negocio o atarse los cordones, en fin, todos nuestros actos se convierten en nuestra marcha por el Camino Óctuplo: En nuestra práctica de Despertar.

Finalmente, me gustaría añadir como epílogo, sin comentario alguno, algunos hechos y citas concernientes a la andadura del Budismo que me parecen un contrapunto ideal para todo lo dicho:

"Toda verdad puede ser refutada", Buda.

"El nirvana es un palo al que se atan los burros", Maestro ¿?

El Maestro Nansen partió un gato por la mitad para enseñar a sus discípulos.

Gensha dejó morir a su padre ahogado para ingresar en el monasterio donde se convirtió en un ilustre maestro que condujo al despertar a muchos discípulos.

El Maestro Gutei cortó el dedo a su discípulo tras lo cual éste experimentó súbitamente el Despertar.
Articulo copiado desde: http://www.acharia.org/contribuciones/ensayo_sobre_las_cuatro_nobles.htm